SESIONES "IBUPROFENO": LA TERAPIA QUE NO FUNCIONA.
El otro día os comentábamos la importancia que tiene, tanto para el consultante como para el terapeuta, hacer un buen seguimiento del proceso terapéutico aunque los objetivos estén prácticamente alcanzados.
Hoy queremos reflexionar sobre otro tema importante: la discontinuidad en las sesiones en función de cómo nos sentimos. Hay algunas ocasiones en las que la persona acude a sesión solamente en los momentos de crisis o cuando se siente mal y después interrumpe la terapia hasta el siguiente momento en que vuelve a encontrarse mal. Es decir, la terapia es como tomarse un analgésico cuando nos duele la cabeza, sin tener en cuenta que hay otros factores que podrían estar contribuyendo a mantener y potenciar esa jaqueca.
La terapia que funciona es aquella que se realiza con cierta continuidad, tanto en los momentos más difíciles como en los que son más calmados. De hecho, precisamente en los momentos más tranquilos uno puede aprovechar que se siente mejor, más enérgico, con las ideas más claras, para sacar un mayor partido a lo que se puede aprender en terapia.
Intentar resolver los problemas psicológicos de forma urgente, sin compromiso e invadidos por nuestras emociones negativas suele ser garantía de sensación de fracaso y de que no hay solución para nuestros problemas.
